jueves, 3 de mayo de 2007

La tristeza...

Dicen que la tristeza es mejor para escribir... Pues hay varias razones para estar triste en este momento...

Para empezar, el único hombre que se atreve a acercarse, a tocarme, es el que más daño me ha hecho en la vida. Ningún otro que valga la pena se me ha acercado. Y no se me van a acercar, porque la tristeza es algo terrible en una persona, y ningún hombre quiere acercarse a una mujer triste. Tampoco se van a acercar porque los hombres inteligentes saben que una mujer que acaba de terminar es un despiche y nadie quiere comprarse esa bronca.

Así que recurro al que está más cerca, disponible... Y eso me hace mucho daño, pero no lo puedo evitar.

Yo sé de otras personas que hacen lo mismo, el mismo error, la misma complicación humana. Y la vergüenza de tener que agachar la cabeza y aceptar las caricias de alguien que te ha maltratado tanto... El golpe a la dignidad ya herida, la dignidad cansada de tomar decisiones para defenderse, cansada de ser la fuerza motora de una mente y un cuerpo que no valen un cinco, que no funcionan bien...

Así que la dignidad se toma un descanso y en ese descanso entran en acción los demonios que se alimentan de la debilidad, de la tristeza, de la soledad, del autoengaño...

Eso ha sido el día de hoy, un gran autoengaño, una vergüenza para la vida tan corta, un día desperdiciado.

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