Y hay que cocinar, pero para cocinar primero hay que lavar platos y al mismo tiempo hay ver qué quiere una niña de 11 meses que llora y llora... Y cuando no llora se come un kleenex con mocos que el hermano dejó mal puesto... y vuelve a llorar cuando el hermano le mete los dedos a la boca para sacárselo. Volver a sentir de nuevo esa frustración de saber que en ese preciso momento no se es feliz, y sentirse culpable por no sentirse feliz...
La frustración de saber que la frustración es en vano y que la otra persona tiene derecho a estar celebrando que terminó un examen tomándose las birras con los compañeros (sin haber avisado que lo iba a hacer) mientras una está encerrada en la casa cocinando, lavando platos, atendiendo niños y alistándolos para dormir. La frustración de saber que sentir injusticia en este momento es injusto.
La frustración de saber que si yo me abriera más espacios los tendría y podría tener mi propio dinero, podría hacer compas e ir a echarme las birras con ellos mientras él está encerrado en la casa cocinando y lavando platos y atendiendo hijos y alistándolos para dormir.
Hay que pelear los espacios hasta dentro de las relaciones más solidarias y equitativas, y poco a poco voy aprendiendo a ser más egoísta. Healthy-selfish, mind you, not selfish-selfish. Toma tiempo, pero ahí voy. Lo bueno es saber que tengo todavía mucho espacio para crecer.
jueves, 11 de diciembre de 2008
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