1. Todos los días salgo a caminar con Ishtar por nuestra calle, a ver las flores, los pájaros, los carros, las abejas... y esas pendejadas a las que nunca les ponía mucha atención antes. Pero diay, eso es lo que se ve, y he llegado a apreciar mucho a los vecinos que se toman el tiempo de mantener un pedazo de zacate bonito con flores, aunque ni los conozco. Sino, no habría nada que ver/tocar en nuestra calle, pensando desde la perspectiva de una bebé. Los vecinos que peor me caen son los que dejan las cacas de sus perros en el pedazo de acera justo en frente de la casa de ellos. Incluso les estorban a ellos mismos las cacas para entrar a su propia casa... y el olor... en fin. Pero tienen una mata de rosas. En nuestra calle hay una casa con un letrero "bien pritty" (a lo pana) en la puerta que dice:
"This House is Guarded by Angels"
Y debajo de ese, tiene otro que dice:
"Beware of Dog" (nunca he visto el perro, pero de fijo es un pittbull o bulldog o alguno de esos bien feos y malosos, que por alguna razón son los preferidos de la gente por acá)
Esa foto tiene un nombre obvio: Angel Dog.
2. Si nos sentamos en las gradas que van desde nuestra "terraza" a la acera, y volvemos a ver para abajo de la loma, se ven los cables de la televisión y del cable de todas las casas ahí para abajo... Cuando los mueve el viento parece un mar de cables, es una sensación extraña. Creo que es un poco inútil tratar de explicar una imagen, dado el cliché de que una imagen habla más que mil palabras. Pero cómo lograr captar esa imagen exacta con la cámara? Cómo transmitir esa sensación del mar de cables? Y con qué tiempo?
3. Camino a uno de los diners (lo más cercano a una soda que puede existir en este país, donde los "blueberry pancakes" de verdad tienen blueberries, y así...) que nos quedan cerca , pasamos una casa. En el buzón del correo, por fuera, hay un sobre. En el sobre, con letra que me imagino es de mujer, dice: "For Mailman Ben". FIJO es una carta de amor para el cartero.
4. Una casa decorada de Halloween pero a lo hardcore, decorada desde mediados de setiembre. Me recuerda que estoy en EL país de Halloween, donde esta vaina se vive a lo máximo, sin lograr contagiarme de la emoción y la gran anticipación que genera. Aunque sí recorreremos una calle fresa donde ya es tradición que las familias fresas van con sus güilas y todas las tiendas TIENEN QUE dar confites. Llegamos temprano y el Inti hace dos rondas, una conmigo y otra con Feli... quedan confites para todo el año. El año pasado usó dos máscaras, por aquello del descaro.
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