martes, 3 de marzo de 2009

Todos los caminos llevan...

A la normalidad

Como toda una madre convencional, llevo a mi hija todos los lunes a la biblioteca, a que vea otros niños y a que escuche cuentos y canciones. Hay unas señoras de Corea que aman a Ishtar porque "parece una muñequita" (qué más convencional que una bebé que parece una muñequita?). Ayer una de ellas me dijo que me envidiaba. Porque tengo un hijo grande, porque mi hija menor ya tiene un año. Me dijo: "ya hizo lo que tenía que hacer". El niño es menor que Ishtar y me imagino que ella siente que le falta tener otro bebé todavía, y que para salir de eso falta todavía un buen trecho.

Entonces me puse a pensar, porque nunca había evaluado mi vida en términos de haber cumplido con mi deber social. Pero por lo visto, las convenciones de la sociedad a la que pertenecemos nos persiguen y están impregnadas profundamente en el cerebro.

Ejemplos de cómo, aun siguiendo caminos no convencionales, se termina llegando donde la sociedad te dice que tienes que estar a los 33 años:

1. A pesar de las predicciones (personales, de amigos, de familia) de que sacaría un PhD antes de tener hijos, de que no tendría hijos, de que tendría un apartamento donde llegarían mis distintos amantes por día, de que abortaría si quedaba embarazada en el momento de mi vida en que quedé embarazada....

Quedé embarazada a los 24 años, de un hombre al que conocía apenas hacía 3 meses, decidimos tener al bebé y estaba segurísima de que amaba a ese hombre y de que quería estar con él (esto último sí que es convencional. Qué más normal que una mujer que se siente segurísima de que ama a un hombre y de que quiere estar con él? Pura novela de tv).

2. Mi segundo embarazo sí fue planificado pero llegó en el momento menos indicado/esperado, si eso tiene sentido. En realidad ese embarazo terminó siendo una especie de tabla de salvación, pero eso se sabría hasta un tiempito después.

3. Muy a pesar del ejemplo de mis padres (pero sin presión ni prejuicios por parte de ellos), no me casé antes de vivir con mi pareja, ni antes tener hijos.

4.Tampoco construí casa antes de tener hijos, ni después de tener hijos, en realidad.

5. No tuve carro, ni aprendí a manejar, ni tuve tv.

6. Me casé obligada por la embajada gringa, luego de 7 años de unión libre.

Así que ahora a mis 33 años, tengo la "parejita", estoy terminando de pagar una casa y estoy casada. Extraño, pero estoy en las mismas que mi prima a la que no me parezco en nada (pero la quiero igual), que sí ha hecho todo de la manera más convencional (boda pomposa incluida, y antes de quedar embarazada)...

En fin. Que me volví normal.

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