sábado, 25 de noviembre de 2006

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Por qué decir si todo ha sido dicho antes? De dónde sacar la genialidad de la originalidad espontánea? De dónde sacar la felicidad espontánea? El atardecer. La lavadora de ropa. La oscuridad. La pantalla tirándome su luz en la cara. Y yo pienso en mis anteojos, que están lejos, y en el compa que me interrumpe justo en este momento de tan fina inspiración, momento irrepetible… Y la lucecita anaranjada sigue centellando, y el sonido sigue avisando. Quisiera escribir algo que me inspirara a mí misma. Algo pequeñito, íntimo, silencioso, personal, un rincón donde acurrucarme. O algo grande y escandaloso, para desahogar toda la energía contenida en este cansancio de aeropuerto-lag. Pero nada me parece suficiente. Nada, a pesar de todo lo que tengo, dentro y fuera del cerebro. Esta oscuridad me gusta. La casa está re oscura…

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